Durante la última temporada de verano, me apetecía viajar. Después de haber estado unos meses en casa debido a la situación mundial, me sentí listo para explorar algo nuevo … y decidí que tendría que ser las Islas Cíes – un pequeño paraíso rodeado por el mar Atlántico situado en el noroeste de España.

 

Nada más llegar a este “destino cies”, estaba emocionado con la belleza natural que veía ante mis ojos. El agua turquesa azul turquesa se extendía hacia el horizonte y los acantilados se elevaban de forma imponente desde el mar. No pude resistirme a explorar todas las playas hermosas. Me pasé horas caminando por la arena blanca con los pies descalzos, disfrutando del sol y absorbiendo toda la belleza natural a mi alrededor.

 

Mis días continuaron así; pasear por las playas hasta el caer de la tarde, cuando salía el sol, los atardeceres eran increíbles y no podía evitar fotografiarlos uno tras otro hasta que el crepúsculo finalmente estableciera su llamada. También visité cuevas y grutas durante mi estancia aquí, lo que fue un gran placer como aficionado a la geología. Pasé mucho tiempo recorriendo sus galerías curiosamente formadas e interminables escaleras de piedra sobrenaturales ​​y viejas construcciones marinas enterradas en sus profundidades cubiertas por miles de años.

 

A medida que avanzaba mi tiempo en las islas Cies, empecé a hacer grandes amigos locales allá mismo e incluso tuve la suerte de coincidir con algunos amigos antiguos durante mi viaje. Entre jugar juegos en grupo en playa hasta cocinar nuestras propias comidas frescas del mercado local e ir a pescar temprano en la mañana; experimentamos muchos momentos divertidos e intensamente memorables. Finalmente me quedé allá dos semanas antes de volver a casa… era un entorno ideal para desconectarme del mundo moderno durante un breve período de tiempo y disfrutar al máximo cada momento junto con personas maravillosas.

 

Los recuerdos inolvidables permanecen grabados profundamente dentro mío hasta ahora – fue sin duda el mejor verano que he tenido y nunca podré olvidarlo.