Con tiendas así da gusto

Con tiendas así da gusto

Supongo que como todo el mundo he tenido experiencias de todo tipo comprando por internet. Desde tiendas que trabajan de forma muy profesional, hasta verdaderos chapuzas que deberían dedicarse a otra cosa. Para ejemplificar este tema, valga mi experiencia intentando comprar estores para la habitación de mi hijo.

Soy un gran aficionado a la fotografía. Sueldo dedicarle mucho tiempo y hago mis pinitos diseñando camisetas, calendarios y cosas de ese tipo incluyendo mis propias fotos. Un día se me ocurrió regalarle a mi hijo un estor juvenil que incluyese una foto que le hice vestido de Spiderman que le gusta mucho. Y la búsqueda de la tienda para hacerme un estor personalizado fue toda una odisea.

Primero di con una tienda que se decía especializada en este tipo de estores pero que fue todo un fracaso. La verdad es que parte de la responsabilidad es mía. Suelo presumir de mi infalibilidad cuando se trata de internet. Por temas de trabajo lo uso mucho y no suelo fallar cuando se trata de seleccionar un servicio utilizando internet.

Lo que suelo hacer es algo muy sencillo y que supongo hace mucha gente pero que requiere tiempo: comparo muchas tiendas, miro muchos las opiniones, y selecciono entre aquellas opiniones que son reales de las que son comentarios sospechosos, tanto negativos como positivos. Y así es difícil equivocarse cuando se trata de buscar algo en la red.

Pero con aquellos estores no le dediqué tiempo suficiente y la tienda a la que acudí no tenía experiencia suficiente: lo dicho, un fracaso. Pero después me dije que no podía fallar más y tras una búsqueda muy paciente encontré una tienda que haría el estor juvenil tal y como yo lo había pensado.

Lo mejor de este sitio especializado en cortinas y estores personalizados era la calidad de sus productos y la diligencia en el envío. El estor quedó perfecto ya que tenía dudas en relación al tratamiento que iban a hacer de la foto. Y, además, me lo enviaron súper rápido. Nada que ver con la otra tienda cuyo estor acabó, por supuesto, en la basura.

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