¡Estos ingleses!

¡Estos ingleses!

Aunque había estado un par de veces en Inglaterra no es lo mismo ir unos días de vacaciones que convivir tres meses en casa de una familia de ingleses. Y eso hice cuando me apunté a un curso intensivo en Hastings. Fue en casa de los Sturridge donde aprendí a comer realmente como un inglés. Y no puedo decir que lo eche mucho de menos, pero fue toda una experiencia.

No hace falta haber convivido con unos británicos para saber cómo se las gastan a la hora de desayunar, ¿verdad? Yo ya iba preparado, además de que era una familia bastante respetuosa, un tanto hippie, así que si no quería algo, no lo comía. Eso sí, no me hacían un menú alternativo: esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas.

Cuando vi al hijo pequeño coger la mantequilla en barra y untarla en las tostadas mientras comía un pequeño plato de alubias y a su lado le esperaban dos huevos con beicon, me dije: no me extraña que luego hagan el famoso lunch, ese ‘almuerzo ligero’… Como para meterse una fabada horas después de ese desayuno.

El lunch, por tanto, tiene su sentido. Los ingleses (y en realidad en la mayoría de países), se toman la comida como una transición, tomar algo para tener energía para seguir trabajando. Es decir, que esa comida no te ‘tumbe’, como pasa a veces en España. A mí me preparaban un sándwich y me lo metían en una bolsa. Como era un curso intensivo yo hacía el lunch en un descanso.

En cuanto al dinner, volvíamos al estilo desayuno inglés. A mí nunca me ha gustado cenar demasiado, no creo que sea muy sano, pero los Sturridge, sobre todo los varones de la familia, no dejaban títere con cabeza a la hora de cenar. De nuevo aparecía la mantequilla en barra para untar con el pan de molde, algo que nosotros solo asociamos al desayuno, pues ellos dale que te pego.

A las dos semanas, la familia ya conocía un poco mis costumbres y sí que me hacían algo ligero para cenar, porque yo lo de cenar y desayunar alubias ya me parecía una locura…

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