Aprendiendo a usar el destornillador
Yo creo que hasta los veintitantos años no cambié mi primer tornillo. Hasta esa época conocía el destornillador, lo había visto muchas veces en la mano de mi padre arreglando cosas, pero nunca me había dado por usarla. Si había cualquier cosa que montar o arreglar ya se encargaba mi padre o, en su defecto, mi hermano. ¡Jamás nadie dejaría que yo me ocupara de cosas tan vulgares como apretar un tornillo… que para eso era el pequeñín de la…