La guerra contra los granos: mi adolescencia y el dermatólogo en Vigo
Recuerdo mi adolescencia como una etapa de cambios, incertidumbres y, cómo no, de una batalla constante contra el acné. Mi cara, antes lisa y sin imperfecciones, se había convertido en un campo de batalla donde los granos aparecían sin piedad, provocándome inseguridad y frustración. Las cremas y lociones que compraba en la farmacia no daban resultado, y cada vez me sentía más acomplejada.
Mis padres, preocupados por mi estado de ánimo, decidieron llevarme a un dermatólogo especialista en tratamientos acne en Vigo. Recuerdo que la primera consulta me produjo una mezcla de nerviosismo y esperanza. Por un lado, me daba vergüenza mostrar mi piel al doctor, pero por otro, deseaba con todas mis fuerzas encontrar una solución a mi problema.
El dermatólogo, un hombre amable y paciente, me escuchó con atención mientras le explicaba mis preocupaciones. Examinó mi piel con detenimiento, me hizo algunas preguntas sobre mis hábitos y mi historial médico, y finalmente me explicó con claridad las causas de mi acné y las diferentes opciones de tratamiento.
Recuerdo que me habló de la importancia de la limpieza facial, de la necesidad de seguir una dieta equilibrada y de evitar ciertos productos cosméticos que podían agravar mi problema. Me recetó una crema específica para aplicar en las zonas afectadas y me recomendó algunos cambios en mi rutina diaria.
Salí de la consulta con una sensación de alivio y optimismo. Por fin tenía un plan de acción, una guía para combatir el acné y recuperar la confianza en mí misma. Seguí al pie de la letra las indicaciones del dermatólogo, y poco a poco, empecé a notar los resultados. Los granos disminuyeron, las rojeces se atenuaron y mi piel comenzó a lucir más sana y luminosa.
Aquel tratamiento no solo mejoró mi piel, sino que también me enseñó la importancia de cuidar mi salud y de ser constante en mis hábitos. Aprendí que el acné es un problema común en la adolescencia, pero que con la ayuda de un especialista y un poco de disciplina, es posible controlarlo y recuperar la confianza en uno mismo.
Hoy en día, mi piel está libre de acné, y aunque de vez en cuando aparece algún granito rebelde, ya no me genera la misma ansiedad que antes. Aquel dermatólogo de Vigo no solo me ayudó a superar un problema estético, sino que también me enseñó a quererme y aceptarme tal como soy.