Galicia acoge un porcentaje significativo de los casi doscientos faros que se registran en España. Concretamente en Vigo y alrededores, se alzan faros notables por su diseño, localización y antigüedad, superando en algunos casos los dos siglos de historia.

En el Cabo Silleiro se sitúa uno de los más visitados. Este faro de casi veinte metros de altura posee una lámpara de tres mil vatios. Se edificó a mediados del siglo diecinueve, y su estética responde bien al paradigma arquitectónico de los faros: planta octogonal con remate de cúpula y una decoración roja y blanca.

Además de guiar la navegación marítima, el faro Silleiro cumple hoy una función gastronómica. Sirve de sede a un establecimiento llamado Taberna Atlántica donde se sirven platos elaborados con productos del mar. Su entorno natural tampoco decepciona, con vistas únicas del océano Atlántico.

Otra luminaria de importancia hace compañía a la Torre de Hércules en Cangas de Morrazo. El faro de Punta Robaleira se desmarca del resto por su arquitectura achatada, planta cilíndrica e intenso color rojo con motivos blancos. Compensa su escasa altura con una potente luz, visible a doce kilómetros de distancia. El de Punta Robaleira es un faro accesible a pie gracias a los numerosos senderos que recorren el Cabo Home. 

El Parque Nacional de las Islas Cíes también hay presencia de faros que facilitan a las embarcaciones la localización de tierra firme. El de Islas Cíes es sin duda uno de los más veteranos, pues sus orígenes se remontan al siglo diecinueve, cuando el cónsul inglés solicitó su edificación para «tomar el puerto con seguridad» al orientarse «en su recalada a las islas Cíes».

Este faro se yergue ciento ochenta metros sobre el nivel de mar, y su acceso se realiza por un camino que serpentea hasta su ‘cumbre’. Su edificio cilíndrico está más próximo, en cuanto a su diseño, al faro de Punta Robaleira que al Silleiro.