Los pescados azules forman una familia extensa de peces que incluyen la trucha y el salmón, la sardina, el boquerón o el atún. Se distinguen por el tono azulado de su piel, aunque también reciben el sobrenombre de ‘pescados grasos’ debido a su alto contenido en ácidos grasos omega-3 y otras grasas saludables.

Este tipo de pescados congelados o frescos recibe una intensa demanda en nuestro país. En particular, las sardinas pueden adquirirse en supermercados y encontrarse en el menú de cualquier establecimiento hostelero. Su riqueza en calcio aporta una nota diferencial a este alimento, que también contiene las propiedades típicas de los pescados azules.

Sin embargo, el pescado azul por excelencia es sin duda el atún. Prestando atención a las cifras de consumo, es el pescado favorito de los usuarios españoles. Tanto fresco como congelado, este alimento se caracteriza por sus aportes en vitaminas del grupo B, A y D, siendo una fuente abundante de minerales como el yodo o el magnesio.

Los pescados de río como la trucha común también se reivindican en el mercado nacional. Entre sus propiedades, sobresalen el potasio, el fósforo, entre otros aportes beneficiosos para el desarrollo del sistema muscular. Con razón, es el ingrediente estrella de multitud de recetas, con platos tan selectos como la trucha del Fiordo de Noruega a la plancha.

Por su parte, el salmón encabeza la lista de los pescados azules más solicitados en países como España. Aun sometido a congelación, este alimento presenta un ingente aporte de nutrientes, proteínas y ácidos grasos, siendo un ingrediente común en dietas indicadas para reducir el nivel de colesterol en sangre.

Que su pequeño tamaño no engañe al consumidor: el boquerón es un pescado azul muy recomendable. Su ingesta, popular en forma de tapas, proporciona minerales tan necesarios como el hierro, el yodo o el calcio.