Cuando alguien viene a visitar las Rías Baixas una de las cosas que pensamos los que vivimos aquí durante todo el año es, ¿a dónde los llevamos? Pero no porque no se nos ocurran opciones, sino porque hay tantas que es complicado escoger. Por eso, la elección debe de hacerse en función de los gustos de quienes acuden a conocer la tierra.

Si quien hace la visita es alguien amante de la comida y de la bebida, la visita a un restaurante de calidad con productos propios es más que obligada. Pero también se le puede animar a conocer de dónde procede todo eso que han saboreado. Por ejemplo, con una visita bodega albariño en la que podrán ver cómo se hace el vino, las vides e incluso degustar el producto final. También se les puede invitar a un paseo por la ría en catamarán, para que vean la procedencia de los mejillones tan sabrosos que han estado comiendo y puedan saborearlos en su lugar de origen.

Los visitantes amantes de la naturaleza van a estar más que felices con una visita a las Cíes, donde podrán ver un paraje prácticamente virgen y algunas playas de película. Podrán pasar allí un día diferente, realizando alguna ruta a pie, sacando fotos, observando a las aves y, si es verano, dándose un buen baño de sol y de mar en alguna de esas playas.

Otras personas acuden atraídas por los paisajes y en este caso la mejor opción es un recorrido por la costa parando en miradores y en algunos de los lugares más característicos para que puedan disfrutar de vistas y sacar unas fotos que van a ser la envidia de todo el mundo en las redes sociales. Este paseo es también ideal para los amantes de los pueblos típicos ya que la costa está trufada de ellos.

Cuando la pasión del visitante son los deportes de mar, en las Rías Baixas tienen muchísimas oportunidades de disfrutar de los mismos, desde playas en las que practicar el surf hasta lugares en los que dar un paseo en un barco de vela o practicar snorkel. 

Y para los que disfrutan de la noche y de todo lo que ofrece, en verano es visita obligada un furancho antes de ir a bailar hasta altas horas en alguna de las múltiples verbenas en las que las orquestas más famosas tocan todos los éxitos del momento.