Las persianas venecianas de aluminio están de moda. Tienen muchas ventajas que no tenían sus antecesoras de otros metales, por ejemplo la de que no se oxidan con tanta facilidad. Se ven bonitas durante mucho más tiempo y tienen acabados muy atractivos en diferentes tonos. Se adaptan a los tamaños de la ventana y tienen múltiples posiciones. Veamos todo esto con un poco más de detalle.

Este tipo de persianas son perfectas para galerías en las que da el sol con frecuencia porque se pueden regular para dejar que entre más o menos luz y para que entren o no los rayos del sol. Pero también se pueden levantar para dejar que todo el espacio quede abierto y se pueda disfrutar de la vista cuando así se desee.

Otra de las ventajas de estas persianas es que son muy económicas. Sus precios son bastante inferiores a otros sistemas y resultan tan fáciles de poner como un estor enrollable. Solo hay que colocar unos ganchos y ajustarla. Y el manejo es muy sencillo y bastante menos delicado del de un estor.

La limpieza de este tipo de persianas es sencilla, solo hay que pasar con frecuencia un plumero sobre las lamas y, de cuando en cuando, un paño con producto limpiador para quitar cualquier mancha que pueda quedar en alguna de ellas.

En cuanto a sus tamaños, existen muchísimos tamaños estándar diferentes para poder adaptarlas a cualquier ventana, tanto en el largo como en el ancho. Pero también se ofrece la posibilidad de hacerlas a medida para espacios en los que las paredes hacen un hueco demasiado justo o se quiere una persiana de un tamaño diferente a los normales.

Los diferentes tonos en los que se encuentran este tipo de persianas hace que sean fáciles de combinar y que resulten agradables y decorativas tanto en un dormitorio como en el salón o comedor. Para ambientes con humedad se recomiendan las de PVC porque son más resistentes al agua. Pero la ventaja de las de aluminio es que no pierden color con el sol.

Incluso las personas más mañosas pueden usar una de estas persianas venecianas para darle un toque personal pintándolas con los colores que deseen o creando un bonito dibujo que solo se vea cuando la persiana esté en una posición concreta. O combinando colores que variarán en su composición en función de cómo se pongan las lamas.