No hay mal que por bien no venga
Con las cantidades industriales de comida que una familia de cinco miembros tiene que adquirir cuando todos deben comer en casa durante semanas, hay que buscar soluciones porque los amortiguadores del coche tal vez no resistan tantas toneladas de galletas y leche. Así es que nosotros tomamos la decisión de hacer algunas compras usando el sistema online de los supermercados del que hasta ahora éramos bastante reacios. Pero nos habían dicho que funcionaba de maravilla y no nos quedaba otra opción por falta de tiempo.
Una vez que hemos hecho unas cuántas compras podemos afirmar que se trata de una solución con sus pros y sus contras. Evidentemente ahorras tiempo (dinero, no) y la incomodidad de tener que hacer compras tan grandes. Ahora bien, por muy específico que seas con la lista nunca acertarán en todo y siempre habrá algún malentendido. Pero a veces sirve para probar productos nuevos que no hubieses elegido de no ser por una situación así.
Nosotros habíamos encargado no sé cuántos cartones de leche desnatada y nos vinieron con no sé cuántos cartones de leche semidesnatada asturiana. ¿Y qué íbamos a hacer? Tampoco es que sea tan grave pero cuando llevas tantos años tomando la misma leche y te la cambian te sientes extraño. Pero bueno, decidimos darle una oportunidad a la nueva leche. Y nos gustó.
Los niños estaban acostumbrados, por su parte, a la leche entera, sobre todo el pequeño. Y sí que es verdad que la leche entera y la desnatada se diferencian bastante bien. Como se nos había agotado la entera y teníamos tanta leche semidesnatada decidimos darle a probar para ver qué tal, pero dijo que le parecía bien.
Así que en la siguiente compra que encargamos decidimos que solo pediríamos cartones de leche semidesnatada asturiana. ¿Para qué tener tantos tipos de leches diferente si esa parecía contentar a todo el mundo? No me creeríais si os digo que esta vez me trajeron también desnatada. Un sinvivir. Pero para nosotros ya no había marcha atrás: nos hemos decantado por la semidesnatada y así seguiremos, aunque se empeñen en marearnos.